Quién es una hija prodiga?

Quien es una hija prodiga?

Aquella mujer que ha preferido hacer su propia agenda mientras se resiste a reconocer que Dios tiene un propósito más alto para su vida. Cuando todos sus planes autosuficientes e independientes han fallado, ha tenido que reconocer que sólo hay un camino para llegar a la meta anhelada.

Para una reflexión más completa puedes ver la primera entrada del mes de Junio, 2009. suhijaprodiga@gmail.com

sábado, 29 de agosto de 2009

Lucas 15:20 "aún estaba lejos, lo vio su padre y fue movido a misericordia..."

Por fín llegamos a la cúspide de esta narración cuando se produce el anhelado encuentro entre el padre misericordioso y el hijo que estaba perdido.

En la narración Jesús nos dice que cuando todavía el hijo estaba lejos, el padre lo reconoció; de donde deducimos que el padre estaba a la expectativa de este retorno; no había olvidado a su hijo a pesar del tiempo transcurrido y lo reconoció aún por encima de los posibles cambios que se habían producido en el experimentado por la hambruna y el trabajo que pasó en la tierra lejana, ahora seguramente se encontraba más delgado, desgastado, harapiento, como un mendigo... y quién sabe si hasta su espalda se había encorvado por el cansancio.

Este versículo se desarrolla alrededor de la actitud del padre quien no se queda sencillamente observando al hijo acercarse sino que toma la iniciativa de ir a recibirlo, corriendo a pesar de que en su contexto cultural esto se consideraba como una práctica no digna de un anciano; pero por encima de su reputación, él antepuso el amor por su hijo; para el hijo debe haber resultado inquietante ver a su padre correr hacia él, conociendo las implicaciones de dicha carrera para la imagen de su padre frente a su comunidad.

No solamente se apresuró a buscarlo sino que se colgó de su cuello, lo abrazó y lo besó. Todo en un desborde de gozo y de amor, porque cuando lo vió "fue movido a misericordia". En este versículo la palabra ¨misericordia¨ en el original griego significa "sentir que las entrañas anhelan" o amor entrañable; así mismo, puede interpretarse como compasión; por lo tanto, aquí vemos el amor entrañable del padre, la compasión hacia un hijo que no merecía ningún favor de su parte, pues lo había deshonrado cuando le dió la espalda y se marchó.

Y precisamente uno de los nombres con que se identifica a Dios es "Padre de misericordias y Dios de toda consolación" como lo describe 2a. Corintios 1:3.

Recordemos que esta parábola fue la respuesta de Jesús a los fariseos que le acusaban de relacionarse con los pecadores; por lo que al narrar la historia de cómo el padre se deshonra y desborda en gozo, amor y recibimiento cálido al hijo que había estado apacentando cerdos(actividad considerada inmunda para los judíos) El les estaba enseñando la compasión del corazón del Padre Celestial por aquellos a quienes ellos menospreciaban por no considerarlos justos.

En medio de todo este recibimiento, tenemos al hijo quien probablemente nunca soñó con este regreso a casa de su padre, pues, si recordamos su intempestiva salida con las manos llenas de dinero por la venta de los bienes entregados por el padre, pudiéramos pensar que sus planes serían volver cargado de triunfos, logros, historias... pero su triste realidad era otra: volvía con las manos vacías, con sentimientos de frustración, sueños truncados. Nada que presentar delante de su padre para ganar su aprobación.

Ese hijo pródigo representa a toda la humanidad quienes no tenemos ninguna medalla, logro ni triunfo que podamos traer delante del Padre Celestial para impresionarlo, para ganar Su Favor ni Su Aceptación, pues como dice Isaías 64:6 "...pues todos nosotros somos como cosa impura, todas nuestras justicias como trapos de inmundicia..."

Según algunos comentaristas, esta parábola debía llamarse "Parábola del Padre Misericordioso o Compasivo" entendiendo que este es el personaje central de la historia; todos coinciden que la figura del padre representa al Padre Celestial.

Más allá del encomiable acto de misericordia del padre a quien no le importó su dignidad o reputación cuando corrió a recibir a su hijo, nosotros tenemos el acto incomparable de Dios Padre quien corrió porque "...es rico en misericordia, por Su Gran Amor con que nos amó, aún estando nosotros muertos en delitos y pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)" (Efesios 2:4-5) y lo hizo dejando Su Trono, a través de la persona de Jesús quien "no estimó ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a Sí mismo, tomó la forma de siervo y se hizo semejante a los hombres...hasta la muerte y muerte de cruz" (Filipenses 2:6-7).

Cuando nosotros volvemos a casa del Padre, reconociendo que no hay nada que podamos presentarle para que nos acepte, sino que por el contrario estamos afligidos y menesterosos de Su Gracia, El nos recibe con los brazos abiertos desde la cruz del calvario, nos abraza y nos besa... diciéndonos "bienvenido a casa, te he estado esperando".

Aplicación para mi vida:

Si no eres cristiana o no estás segura de serlo, dirígete a la sección "Diferencias entre una criatura de Dios y una hija de Dios".

Para meditar:

Juan 3:16 "Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a Su Hijo Unigénito para que todo aquel que crea en El no se pierda más tenga vida eterna"

1. Puedes decir que sinceramente te deleitas en el amor del Padre Celestial? es este amor más que un simple conocimiento teológico, una realidad en tu vida?

2. Has considerado que al tratar de ganar el favor de Dios mediante obras o logros; no solamente estás haciendo esfuerzos vanos, sino que también estás pecando de incredulidad al no aceptar la salvación por Gracia?

3. Partiendo de Jeremías 31:3 que nos dice: "Con amor eterno te he amado por tanto te prolongué mi misericordia" medita en el amor incondicional que Dios nos da a través de Su Hijo Jesús por lo cual el apóstol Pablo pudo decir en Romanos 8:35 y 39: "quién nos separará del amor de Cristo? ...ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús, Señor Nuestro"

martes, 25 de agosto de 2009

Lucas 15:19: "...Ya no soy digno de ser llamado tu hijo..."

Habíamos terminado la ocasión anterior, examinando nuestra actitud de verdadero arrepentimiento o no; es decir, sin excusas, sin dobleces, sin superficialidad, sin acusar a nada ni nadie más; en fin, asumiendo mi responsabilidad delante de Dios por mis actos; y una vez perdonada, valorar esa salvación tan grande, para vivir en constante gratitud y adoración a Aquel que me salvó.
Es necesario recordar que todavía el hijo no ha llegado a su padre; se encuentra en su tiempo de reflexión y meditación previo a su retorno a casa.
Es en medio de esa introspección que lo encontramos esta semana, "ensayando" cómo declarar su indignidad a su padre y medita para sí: "Ya no soy digno" , es decir, no merezco, no me corresponde, no es apropiado que sea llamado tu hijo; notemos la palabra "Ya" pues implica que el hijo entiende que hubo un tiempo en que "sí lo merecía, sí era digno".
En este momento parece valorar lo que menospreció anteriormente cuando reclamó su parte en la herencia, renunciando así a su posición, sus derechos, al nombre y al respeto que le correspondían por ser hijo.
Ahora entendiendo que no tiene derecho a pedir nada, sino ser tratado como aquellos que deben trabajar para ganarse mucho menos de lo que él recibía solamente por su condición de hijo.
Pudiera interpretarse que en lo profundo de su corazón, veladamente el hijo estaba buscando una manera de ganarse lo que el padre decidiera darle a su regreso, cuando piensa en decirle "hazme como a uno de tus jornaleros" es decir, "no te preocupes voy a trabajar para pagarte".
Desafortunadamente todavía no había entendido que ni antes ni ahora ni nunca, iba a a ser digno de ser llamado "hijo" porque un verdadero hijo no necesita ganar ese título, simplemente ser hijo tiene que ver con lo que "él o ella es".
Tú que lees esta meditación hoy (y yo que la escribo) sabemos que esa es (o para muchas entre las cuales gracias a Dios me encuentro, lo fue en una época) nuestra búsqueda incansable: ser justificadas por nuestras obras, sentirnos menos indignas al hacer buenas obras; callar nuestra conciencia, aplacar nuestra culpa con actos de bondad.
Esta ha sido, es y continuará siendo la búsqueda incansable de la humanidad: buscar en sí mismo y en sus actos, en su comportamiento: el ser llamados dignos; creer que por sí mismo puede comprar el favor de cielo, ganarse el perdón del Creador del Universo.
Nada puede estar más alejado de la realidad, porque cómo pueden mis obras borrar la condición de mi corazón? ya que si nos detenemos a revisar cuál es la veradera motivación de esas obras que hacemos para ganar la salvación o el perdón, descubriremos sin temor a equivocarnos que están inducidas por nuestro egoísmo pues en realidad procuran el bien propio; por lo que esas "nuestras mejores obras" (nuestras justicias) se convierten en lo que Isaías 64:6 llama "trapos de inmundicia" es decir, que no sirven para nada sino que nos dejan "caer como la hoja y que nuestras maldades nos lleven como viento" tal como continúa proclamando el profeta en el versículo 7.
La solución a esta búsqueda no está en mí, no estaba en esta tierra; estaba en el cielo y de allí "fue hecho carne y habitó entre nosotros (y vimos Su Gloria, gloria como del Unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad" según nos enseña el Apóstol Juan en el capítulo 1 de su evangelio.
Esa solución a mi culpa, a la conciencia de pecado en mi corazón que me roba la paz, se llama Jesucristo, el Unico hallado digno para abrir el libro que declara la propiedad de Dios sobre toda la creación, porque "ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, era digno de abrir el libro ni aún mirarlo" solamente el Cordero Inmolado, el León de la tribu de Judá como podemos ver en Apocalipsis 5.
Aplicación para mi vida:
Si no eres cristiana o no estás segura de serlo, dirígete a la sección "Diferencia entre ser una criatura de Dios y una hija de Dios".

Para meditar:
"Porque por gracia sois salvos por medio de la fe y esto no de vosotros pues es don de Dios, no por obras para que nadie se gloríe" Efesios 2:8-9
1. Pidamos a Dios que nos ayude a identificar aquellos pensamientos que me llevan a buscar en mí misma (o en mis actos) sentirme digna de acercarme a Dios. En la medida en que los identifiquemos, pidamos perdón a Dios por hacer vano Su sacrificio en la cruz y por menospreciar que hemos sido "salvos por gracia".
2.Recuerda siempre que no importa el tiempo que ha transcurrido desde tu conversión, no importa todo lo que hayas hecho por la causa de Cristo, todavía tu salvación sigue siendo por gracia. Permite que Dios te muestre si has caido en la actitud del fariseo de Lucas 18:9-14 quien entendía que por sus obras religiosas Dios lo declaraba justo.
3. Meditemos en los beneficios de vivir con un corazón "contrito y humillado" como el del publicano quien "fue declarado justo" porque entendió que en sí mismo no había posibilidad de encontrar dignidad.
4. Que podamos recibir la bendición de asimilar "que Dios es el que justifica" según Romanos 8:33 para que vivamos de rodillas con corazones agradecidos y sin apuntar el dedo acusador hacia los demás. Y como el apóstol Pablo podamos decir "...no soy digno...pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y Su Gracia no ha sido en vano para conmigo" (1a. Corintios 15:9-10)

lunes, 17 de agosto de 2009

Lucas 15:18: "...he pecado contra el cielo y contra tí..."

Esta semana encontramos finalmente al hijo pródigo "devolviéndose en U" al decidir "levantarse e ir a su padre" con la intención de confesarle abiertamente su pecado.


Al parecer, ha ido dejando su impetuosidad, sus decisiones irreflexivas. La reflexión y la introspección son instrumentos poderosos en la Mano de Dios para guiarnos al arrepentimiento y para mantenernos allí.

Sin embargo, algunos comentaristas consideran que ni siquiera en este momento, había un verdadero arrepentimiento sino que mas bien, tenía que ver con el interés del hijo en volver a casa de su padre para alimentarse; otros entienden que estas reflexiones internas sobre cómo acercarse al padre y pedirle perdón, pudieran interpretarse como evidencia de un verdadero arrepentimiento.


Debido a que en la meditación pasada, analizamos la condición engañosa de nuestro corazón aún para buscar a Dios por motivos puramente egoístas; en esta ocasión, nos enfocaremos en la confesión del hijo como señal de que en realidad se había arrepentido.

Cuando el hijo se refiere a haber pecado contra el cielo, está refiriéndose a Dios; reconociendo así que antes de haber deshonrado a su padre y su familia, lo había hecho contra Dios mismo; recordemos que la audiencia que escuchaba esta enseñanza de los labios de Jesús, era judía, quienes conocían que la Ley de Moisés ordenaba "Honrarás a tu padre y a tu madre", y que toda transgresión a la ley, era desobediencia a Dios. En el libro de Romanos capítulo 1 se nos dice que a través de la Creación, Dios se ha manifestado a la humanidad, por lo que todos -cristianos y no cristianos- tenemos esa conciencia de Dios en nuestro interior que nos roba la paz cuando hacemos aquello que El llama malo, aún sin que conozcamos la verdad de Su Palabra.

En algunos diccionarios se define el arrepentimiento como "el pesar por haber hecho algo o dejado de hacerlo"; relacionándolo así, con las palabras dolor, pena, pesadumbre, aflicción.

Pero bíblicamente hablando, el arrepentimiento no se queda simplemente en el dolor por la falta sino que necesariamente conlleva un cambio de parecer, un regreso, un repudio del pecado; pero esencialmente debe perseguir restablecer una relación favorable con Dios.


En el Antiguo Testamento, el arrepentimiento se simbolizaba con una serie de actos externos, tales como, rasgar sus vestidos, ayunar, vestirse de cilicio, sentarse en cenizas, pero al mismo tiempo, demandaba un espíritu y corazón renovados según encontramos en Ezequiel 18:31; mientras que en el Nuevo Testamento, el mensaje enfatizado por Jesús en los Evangelios se refiere a la limpieza del corazón, como enseñó en las "Bienaventuranzas"; siendo así mismo, el mensaje básico de los apóstoles en su predicación cuando llamaban a los pueblos a "arrepentirse y convertirse" para que pudieran disfrutar del favor de Dios, invitando así a un cambio de actitud o de propósito en la vida de los individuos.

Por lo tanto, un verdadero arrepentimiento implicará el dolor, reconocimiento y confesión de haber pecado contra Dios primeramente, entendiéndolo como la única manera de restablecer nuestra relación con El, como explicamos en la sección "Diferencias entre ser una criatura de Dios y una hija de Dios".

Sin la cruz de Cristo, todo arrepentimiento del ser humano sería vano, porque aún nuestro arrepentimiento no elimina la demanda de la Santidad de Dios sobre el pago decretado para los pecadores: esto es, la muerte; por eso, en Su inmenso amor conque nos amó desde antes de la fundación del mundo, Cristo puso su vida, "se dejó morir" (como dijo un pequeño en una ocasión) haciendo posible el regreso del pecador a Dios, como nos enseña 1 Pedro 2:24.


Este es el arrepentimiento para salvación de que nos habla la Biblia; pero hay un arrepentimiento que debe mantenerse en nuestros corazones, luego de haber sido salvos y es el arrepentimiento por la gratitud de haber recibido gratuitamente "una salvación tan grande" que costó un precio demasiado alto para Dios: dejar Su Santidad, hacerse pecado, humillarse en la persona de Su Hijo Jesús; y es ese arrepentimiento por gratitud, que nos mantiene cuidando nuestra salvación con temor y temblor, no por temor a perderla, sino por cuidar con gratitud ese depósito que el Dios del Universo nos ha regalado.

Aplicación para mi vida:

Si no eres cristiana o no estás segura de serlo, dirígete a la sección "Diferencia entre ser una criatura de Dios y una hija de Dios".

Para meditar:

"Bienaventurado el hombre a quien el Señor no culpa de iniquidad y en cuyo espíritu no hay engaño" Salmo 32:2

1. Lee el Salmo 32 tratando de identificar: a) el daño que provoca el pecado no confesado según el versículo 3; y b) las bendiciones de la confesión -que alcanzan su cúspide en los versículos 7 y 8 cuando obtenemos gozo y sabiduría.

2. Se te hace difícil identificar las áreas pecaminosas en tu vida? o piensas que son los demás, tu pasado, las circunstancias o Satanás que te hacen caer? Lee el salmo 143:2 "porque no se justificará delante de Tí, ningún ser humano", lee nuevamente la confesión de pecado del hijo pródigo, lee el Salmo 51 que contiene la confesión de David; en toda la Biblia se nos enseña que "cada quien dará a Dios cuenta de sí.." como nos dice Romanos 14:12. Pídele a Dios que te bendiga con la madurez de asumir la responsabilidad por tus faltas.

3. Cómo calificarías tu relación con Dios, tu escudriñar de las Escrituras? Nulo, Superficial, Rápido porque nunca tienes tiempo? o dedicas tiempo a cultivar esa relación? a aquietar y callar tu alma delante de Dios para leer Su Palabra? Y luego al salir a tus actividades diarias, recuerdas que en El "vivimos, nos movemos y somos" que no hay un segundo de mi día que El no esté presente? o lo ignoro todo el día hasta el momento en que vuelvo a "mi tiempo de oración" ?

lunes, 10 de agosto de 2009

Lucas 15:17 "Volviendo en sí, dijo...y yo aquí perezco de hambre

La pasada semana dejamos al hijo pródigo cuando "nadie le daba" e invitamos a reflexionar en el Salmo 107, en especial el final del versículo 12 donde nos dice con relación al pueblo de Israel que "no hubo quien los ayudara" e inmediatamente después, el versículo 13 señala que "luego de que clamaron al Señor en su angustia, los libró de sus aflicciones, los sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte, y rompió sus prisiones".
En similar condición encontramos hoy al hijo pródigo, pues, a raíz de que nadie le daba, nos dice el versículo de hoy que empezó a "volver en sí...", algo que no habíamos visto en nuestro personaje quien hasta este momento había actuado irreflexiva e impetuosamente, al verse completamente desamparado, comienza a crear conciencia de su situación, a meditar y a reflexionar; por fín, se detiene de su acelerada carrera cuya meta ha sido su propia satisfacción.
Esta reflexión lo hizo recordar los beneficios que había dejado atrás "en casa de mi padre", quizás por primera vez se daba cuenta que allá no quedaba nada que fuera suyo y que todo era de su padre; pero también, al observar su condición actual, recordó que aún aquellos que ni siquiera eran hijos de su padre pero que permanecían allí, gozaban de una mejor vida que la suya donde no conseguía ni míseras algarrobas.
Sin embargo, todavía se encontraba en el primer peldaño de la escalera que lo conduciría de vuelta a casa de su padre; y es por eso que observamos que esta reflexión y toma de conciencia inicial, no le ha provocado todavía un reconocimiento de su falta, sino que está centrado en sí mismo y en sus necesidades: "porqué quedarme aquí si en casa de mi padre puedo tener abundancia".
Este proceso que recién se había iniciado en la vida del hijo pródigo, es similar a muchas de nuestras vidas, en las cuales Dios dispone una serie de circunstancias donde "nadie nos da" para que empecemos nuestro camino a casa del Padre, pero en nuestra condición de simples mortales que procuran en todo su propio beneficio, el corazón egoísta nos engaña, creyendo que estamos buscando a Dios, cuando en realidad solamente nos interesa que nos bendiga, que quite nuestra hambre del momento, que sacie nuestra necesidad.
Y Dios permite que así iniciemos nuestro recorrido de toda una vida con El y en Su Misericordia, en Su Paciencia, hasta nos bendice, suple nuestras necesidades... pero en Su Santidad no nos deja allí sino que continuará "perfeccionando la obra que El inicio" según enseña Filipenses 1:6.
En Su Providencia, El ve el fin desde el principio; El conoce adonde nos está llevando para en Su Benignidad conducirnos a un verdadero arrepentimiento como aprenderemos la semana próxima si Dios lo permite.
Aplicación para mi vida
Si no eres cristiana o no estás segura de serlo, dirígete a la sección "Diferencia entre ser una criatura de Dios y una hija de Dios".
Para meditar:
Jeremías 17:9: "Engañoso es el corazón más que todas las cosas y perverso; quién lo conocerá? Yo, Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón..."
1. Te has detenido a revisar las motivaciones de tu corazón al buscar a Dios? Si no lo has hecho y piensas que son las correctas, considera pedirle al Señor que "escudriñe tu mente y que pruebe tu corazón" que te dé la Gracia de "volver en tí" y reconocer si esas motivaciones son egoístas. La Biblia es la verdad y si nos alerta de los engaños del corazón, debemos tomarlo en serio.
2. Lee el Salmo 19:12: "Quien podrá discernir sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos"; ora para que Dios te libre de esos "puntos ciegos" que todos tenemos y que duele tanto reconocer, pero que al identificarlos en los demás nos molestan sobremanera pues es lo mismo que hay en nuestro corazón.
3. Es importante que pidamos a Dios que haga una obra en nuestro corazón a fin de que esta oración sea respondida porque el orgullo, la autojustificación y el no creer en el amor incondicional de Dios me impide reconocer mi pecaminosidad. Recuerda que El sabe todo lo que hay en lo más íntimo de tu corazón, y aún así te ama... pero quiere que tú también lo sepas, para que seas libre del poder del pecado en tu vida... y así guiarte por "el camino eterno".
4. Por último, seguirías en los caminos del Señor aunque no te conceda aquellas cosas que en tu propia opinión "tú necesitas"? Le das gracias aún por sus NO?; en la adversidad? o piensas que al venir a Cristo ocurrirá como en los cuentos de hadas "que vivieron felices para siempre"?
Recuerda que una y otra vez el salmista clamaba "Tú eres mi esperanza y mi porción en la tierra de los vivientes" Salmo 142:5; "Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa" Salmo 16:5 y Jesús nos dijo "Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán añadidas" es decir, que lo esencial es que nuestro corazón lo busque a El y no sus beneficios.

domingo, 2 de agosto de 2009

Lucas 15:16 "Deseaba llenar su vientre..."

Cuántas veces hemos escuchado el refrán "la grama siempre se ve más verde en el jardín del vecino"? Bueno, pues exactamente parecería que el hijo pródigo se estaría diciendo lo mismo en el pasaje de hoy cuando vemos que "deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos" desafortunadamente sus vecinos eran los cerdos, y la grama más verde, eran las algarrobas que éstos comían.


Aunque en todos los materiales consultados se enseña que las algarrobas representaban comida despreciada entre los judíos por ser utilizada para alimentar a los cerdos, animales despreciables en esa cultura, y que solamente en caso de hambruna o en extrema pobreza eran ingeridas por las personas, en esta ocasión quisiera darle una connotación más amplia a este término, para no referirnos exclusivamente a situaciones despreciables a los ojos humanos, sino a situaciones, cosas o personas que deseamos profundamente, creyendo que saciarán el hambre de nuestra alma, ya que en definitiva comparándolas con el Dios del Universo, cualquier cosa de este mundo no es más que una simple algarroba.


Cómo podemos llegar a esta condición? Cuando hemos intentado salirnos con la nuestra, haciendo lo que el corazón y la razón nos han dictado, pero sin haber consultado a Dios o aún peor, menospreciando lo que sabemos que Dios ordena; llegando a tener una existencia sin sentido por lo que siempre querremos algo más, tal como respondió el millonario John D. Rockefeller cuando se le preguntó "cuánto se necesita para satisfacer a un hombre? y su respuesta fue "sólo un poco más de lo que tiene", sorprendente!! cierto?


No era de suponer que el hijo pródigo pensara que en cierta forma había logrado "su sueño"? ya que había logrado independizarse de su padre, había vivido su propia vida, había tomado sus decisiones, acertadas o no; ahora estaba enfrentando las consecuencias de su insensatez, pero al final de cuentas, se había dado la "gran vida". Sin embargo, estaba envidiando la comida de los cerdos porque nada de lo que había "logrado" le dio resultado; y aún más, al parecer en su hambre y en su necesidad andaba mendigando que le dieran de aquello que a sus ojos parecía un manjar: "pero nadie le daba"!!


Es similar a nuestra condición cuando por "apoyarnos en nuestra propia prudencia" nos desvíamos del propósito que Dios tiene para nuestras vidas y como es de esperarse no nos sentimos satisfechos con nada de lo que conseguimos y como dijo Rockefeller "necesitamos sólo un poco más de lo que tenemos"; así empezamos a desear (a envidiar) lo que cualquier otra persona tiene, pensando que si lo obtengo, el vacío de mi alma será saciado; entonces empezamos a demandarle a quienes están alrededor nuestro que llenen ese vacío y al igual que al hijo pródigo "nadie nos da".


El personaje bíblico que mejor representa al hijo pródigo es el gran Rey Salomón, el hijo del Rey David, quien tuvo en sus manos todo lo que un ser humano pudiera desear en esta tierra, pero al apartarse de los caminos de Dios, se sintió vacío, amargado, no encontrándole propósito a su existencia; reconociendo que todo era vanidad de vanidades, es decir, vacío, hueco, sin sentido, sin significado, sin propósito, porqué? porque vivió para sí mismo, no para Dios; vivió para el aquí y ahora, no para la eternidad.

Si el Señor lo permite, la próxima semana veremos la gran bendición que puede resultar del hecho de que ante momentos de gran necesidad, Dios disponga en Su Providencia que "nadie nos dé".

Aplicación para mi vida:

Si no eres cristiana o no estás segura de serlo, dirígete a la Sección "Diferencia entre ser una criatura de Dios y una hija de Dios".

Para meditar:

"Codiciáis y no tenéis; matáis y ardéis de envidia y nada podéis alcanzar... pedís y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites" Santiago 4: 2-3
1. Regularmente estás pensando que la vida y situaciones de los demás, son mejores que la tuya?
De ser así, confiésale a Dios tu falta de gratitud pidiéndole así mismo que te "arraigue y cimente en su amor" Efesios 3:17.
2. Haz de este pasaje (Efesios 3:14-21) una oración para que tu vida sea llena de "toda la plenitud de Dios" y apartes de tus labios, la queja y la inconformidad; y de tu corazón, el orgullo, el egoísmo, la envidia y los celos. Rompe el hábito de compararte con los demás; haz una lista de todo lo que Dios te ha dado y alábalo por Su Gracia para tu vida porque no merecemos nada y El nos lo da todo.
3. Medita en el Salmo 107: 1-15; haciendo énfasis particular en los versículos 9 "porque sacia al
alma menesterosa, y llena de bien al alma hambrienta" y pídele a Dios que te ayude a entender que todo lo que estás demandando de otros, todo lo que estás buscando para saciarte, solamente puede dártelo El; también la parte final del versículo 12 y "cayeron, y no hubo quien los ayudara" reflexionando en el propósito de que "nadie les dio" cuando leas el versículo 13.
4. Por último, analiza las ofertas de "algarrobas" que recibió Jesús en Mateo 4:1-11; compara esas ofertas con las riquezas espirituales que Dios nos da por medio de Su Hijo Jesucristo según Efesios 1:1-14. No hay comparación, verdad? Que Dios tenga misericordia de nuestras vidas y ponga nuestros deseos y anhelos más acordes con los Suyos.