Quién es una hija prodiga?

Quien es una hija prodiga?

Aquella mujer que ha preferido hacer su propia agenda mientras se resiste a reconocer que Dios tiene un propósito más alto para su vida. Cuando todos sus planes autosuficientes e independientes han fallado, ha tenido que reconocer que sólo hay un camino para llegar a la meta anhelada.

Para una reflexión más completa puedes ver la primera entrada del mes de Junio, 2009. suhijaprodiga@gmail.com

martes, 25 de agosto de 2009

Lucas 15:19: "...Ya no soy digno de ser llamado tu hijo..."

Habíamos terminado la ocasión anterior, examinando nuestra actitud de verdadero arrepentimiento o no; es decir, sin excusas, sin dobleces, sin superficialidad, sin acusar a nada ni nadie más; en fin, asumiendo mi responsabilidad delante de Dios por mis actos; y una vez perdonada, valorar esa salvación tan grande, para vivir en constante gratitud y adoración a Aquel que me salvó.
Es necesario recordar que todavía el hijo no ha llegado a su padre; se encuentra en su tiempo de reflexión y meditación previo a su retorno a casa.
Es en medio de esa introspección que lo encontramos esta semana, "ensayando" cómo declarar su indignidad a su padre y medita para sí: "Ya no soy digno" , es decir, no merezco, no me corresponde, no es apropiado que sea llamado tu hijo; notemos la palabra "Ya" pues implica que el hijo entiende que hubo un tiempo en que "sí lo merecía, sí era digno".
En este momento parece valorar lo que menospreció anteriormente cuando reclamó su parte en la herencia, renunciando así a su posición, sus derechos, al nombre y al respeto que le correspondían por ser hijo.
Ahora entendiendo que no tiene derecho a pedir nada, sino ser tratado como aquellos que deben trabajar para ganarse mucho menos de lo que él recibía solamente por su condición de hijo.
Pudiera interpretarse que en lo profundo de su corazón, veladamente el hijo estaba buscando una manera de ganarse lo que el padre decidiera darle a su regreso, cuando piensa en decirle "hazme como a uno de tus jornaleros" es decir, "no te preocupes voy a trabajar para pagarte".
Desafortunadamente todavía no había entendido que ni antes ni ahora ni nunca, iba a a ser digno de ser llamado "hijo" porque un verdadero hijo no necesita ganar ese título, simplemente ser hijo tiene que ver con lo que "él o ella es".
Tú que lees esta meditación hoy (y yo que la escribo) sabemos que esa es (o para muchas entre las cuales gracias a Dios me encuentro, lo fue en una época) nuestra búsqueda incansable: ser justificadas por nuestras obras, sentirnos menos indignas al hacer buenas obras; callar nuestra conciencia, aplacar nuestra culpa con actos de bondad.
Esta ha sido, es y continuará siendo la búsqueda incansable de la humanidad: buscar en sí mismo y en sus actos, en su comportamiento: el ser llamados dignos; creer que por sí mismo puede comprar el favor de cielo, ganarse el perdón del Creador del Universo.
Nada puede estar más alejado de la realidad, porque cómo pueden mis obras borrar la condición de mi corazón? ya que si nos detenemos a revisar cuál es la veradera motivación de esas obras que hacemos para ganar la salvación o el perdón, descubriremos sin temor a equivocarnos que están inducidas por nuestro egoísmo pues en realidad procuran el bien propio; por lo que esas "nuestras mejores obras" (nuestras justicias) se convierten en lo que Isaías 64:6 llama "trapos de inmundicia" es decir, que no sirven para nada sino que nos dejan "caer como la hoja y que nuestras maldades nos lleven como viento" tal como continúa proclamando el profeta en el versículo 7.
La solución a esta búsqueda no está en mí, no estaba en esta tierra; estaba en el cielo y de allí "fue hecho carne y habitó entre nosotros (y vimos Su Gloria, gloria como del Unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad" según nos enseña el Apóstol Juan en el capítulo 1 de su evangelio.
Esa solución a mi culpa, a la conciencia de pecado en mi corazón que me roba la paz, se llama Jesucristo, el Unico hallado digno para abrir el libro que declara la propiedad de Dios sobre toda la creación, porque "ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, era digno de abrir el libro ni aún mirarlo" solamente el Cordero Inmolado, el León de la tribu de Judá como podemos ver en Apocalipsis 5.
Aplicación para mi vida:
Si no eres cristiana o no estás segura de serlo, dirígete a la sección "Diferencia entre ser una criatura de Dios y una hija de Dios".

Para meditar:
"Porque por gracia sois salvos por medio de la fe y esto no de vosotros pues es don de Dios, no por obras para que nadie se gloríe" Efesios 2:8-9
1. Pidamos a Dios que nos ayude a identificar aquellos pensamientos que me llevan a buscar en mí misma (o en mis actos) sentirme digna de acercarme a Dios. En la medida en que los identifiquemos, pidamos perdón a Dios por hacer vano Su sacrificio en la cruz y por menospreciar que hemos sido "salvos por gracia".
2.Recuerda siempre que no importa el tiempo que ha transcurrido desde tu conversión, no importa todo lo que hayas hecho por la causa de Cristo, todavía tu salvación sigue siendo por gracia. Permite que Dios te muestre si has caido en la actitud del fariseo de Lucas 18:9-14 quien entendía que por sus obras religiosas Dios lo declaraba justo.
3. Meditemos en los beneficios de vivir con un corazón "contrito y humillado" como el del publicano quien "fue declarado justo" porque entendió que en sí mismo no había posibilidad de encontrar dignidad.
4. Que podamos recibir la bendición de asimilar "que Dios es el que justifica" según Romanos 8:33 para que vivamos de rodillas con corazones agradecidos y sin apuntar el dedo acusador hacia los demás. Y como el apóstol Pablo podamos decir "...no soy digno...pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y Su Gracia no ha sido en vano para conmigo" (1a. Corintios 15:9-10)

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