Quién es una hija prodiga?

Quien es una hija prodiga?

Aquella mujer que ha preferido hacer su propia agenda mientras se resiste a reconocer que Dios tiene un propósito más alto para su vida. Cuando todos sus planes autosuficientes e independientes han fallado, ha tenido que reconocer que sólo hay un camino para llegar a la meta anhelada.

Para una reflexión más completa puedes ver la primera entrada del mes de Junio, 2009. suhijaprodiga@gmail.com

martes, 13 de octubre de 2009

Lucas15:29-32: "...hace tantos años que te sirvo..."

En la última ocasión habíamos dejado al hijo mayor en su enojo, resistiendo la invitación con ruegos del padre a que se uniera a la celebración; simplemente su orgullo le impedía "gozarse con los que se gozan" entre los cuales se encontraba su padre; igual ocurre con nuestro orgullo que nos impide gozarnos en la Presencia de Dios pues, El "resiste al orgulloso".

El orgullo en su corazón se manifestó de inmediato frente al ruego del padre, a quien de inmediato empezó a reclamarle y a "sacarle en cara" todo cuanto había hecho por él, como si llevara cuentas; como si fuera una carga; este reclamo era una muestra de que no disfrutaba nada de lo que estaba haciendo. No se había quedado con el padre por amor, por lo tanto no había una intención sana de contribuir con la casa de su padre; ni siquiera entendía que era su responsabilidad. Todo parece indicar que lo hacía en espera de gratificación.

Cuando el padre salió a invitarlo, el hijo ni siquiera lo saluda, sino que empieza a reprocharle, a recriminarle, a recordarle "todo cuanto había hecho por él"; a todas luces, quería manipularlo, intimidarlo, acusarlo, pues le dice "...nunca me has dado ni un cabrito"; jugaba el papel de la víctima y asigna a su padre el papel de victimario; cual niño malcriado a quien le quitan su juguete de la mano. No se da cuenta de que en realidad dejaba al descubierto lo que había en su corazón: todo lo hacía en espera de una recompensa, es decir, centrado en sus propios intereses egoístas.

El orgullo es una condición del corazón que se manifiesta externamente con auto-justicia (yo he hecho o yo no hago), con egocentrismo (que nos impide aún ver nuestras faltas), con quejas, reclamos, manipulación, con hiper-sensibilidad (me ofendo con facilidad si no me salgo con mis propósitos).

Pero además, el orgulloso tiende a sobrestimarse a sí mismo y aquello que hace, por eso el hijo mayor se atrevió a declararle a su padre "no habiéndote desobecido jamás", lo cual era una exageración, una mentira. Ciertamente este individuo tenía "una viga en su ojo" que no lo dejaba ver su verdadera condición.

No satisfecho con haber acusado al padre, con haber jugado el papel de víctima; entonces arremete contra aquel que no se merecía ser motivo de celebración, es decir, el hijo pródigo, el indigno, el que se fue y lo malgastó todo. El hijo mayor se coloca en el plano del juez implacable que condena al menor. Otra manifestación externa del orgullo es la jactancia y la vanagloria. Pero ademas, al denostar al hijo pródigo frente al padre, parece haber una intención aviesa, maliciosa de querer predisponer al padre, trayendo al presente lo que el otro había hecho en el pasado, aquello que ya el padre había perdonado. En el fondo de su corazón: querría él, que esa fiesta se hiciera en su honor, por su "arduo sacrificio, labor y lealtad a través de los años?

Para qué dice el hijo mayor que quería el cabrito que su padre no le dió? para gozarse con sus amigos; en el fondo habrá querido "gozarse" como lo hizo el pródigo? Toda esta situación sacó a relucir la verdadera condición de su corazón, de sus deseos, de sus intereses, de la misma manera que el Señor llevó al pueblo de Israel al desierto "para probar lo que había en su corazón", y de la misma manera que El nos lleva hoy al desierto, para que descubramos lo que hay en el nuestro.

Si Dios nos diera la gracia de ver lo que hay en nuestros corazones, tendríamos suficiente trabajo para dedicar toda una vida pidiéndole al Señor que lo limpie, santifique y purifique, Lo amaríamos más a El, porque nos daríamos cuenta de que tiene que ser un amor muy grande el que nos tiene, para no habernos consumido mucho tiempo atrás, pero además, tendríamos menos tiempo de estar atendiendo a los asuntos ajenos, recordando que Romanos 14:12 nos dice que cada quien dará a Dios cuenta de sí; estaríamos más conscientes de la magnitud de la cuenta que debíamos rendirle a El y que sin merecerlo, El nos liberó al morir en la cruz.

La fachada externa del hijo mayor era de aparente fidelidad, dedicación, obediencia pero la real, era de resentimiento, amargura, envidia, irrespeto, no asumir su responsabilidad, de sentir pesada carga al hacer lo que le correspondía hacer. Toda esta condición se reflejaba en sus palabras despectivas y de desprecio a su hermano cuando en el versículo 30 se refiere a el, como "este hijo tuyo", es decir, ni siquiera lo llamaba mi hermano, no quería tener ningún vinculo con el. En este versículo practicamente acusa al padre de ser injusto al haber ordenado que se incurriera en gastos para recibir a aquel "que ha consumido tus bienes".

Pero observemos la bondad, el amor, la misericordia del padre cuando le responde dulcemente "todas mis cosas son tuyas" , cuando habría podido decirle " a final de cuentas, TODO ES MIO y yo hago con ello como yo quiera sin tener que darle cuentas a nadie", pero no, el corazón de amor del padre, trata de que vea que no solo el cabrito que quería para gozarse con sus amigos, lo hubiera podido tener, sino que aún más allá "todas mis cosas son tuyas". En esta respuesta se respira gracia, no hubo un solo reproche.

Pero todavía más, el padre le dice "hijo, tú siempre estás conmigo", es decir, el padre lo sentía cercano a pesar de la lejanía del hijo quien no tenía una relación con él, a pesar de que al hijo mayor no le interesaban los asuntos del padre, no se preocupaba por aquello que pudiera hacerlo sentir contento... a pesar de todo el padre lo amaba y lo sentía cercano a su corazón.

Finalmente el padre le dice en el versículo 32 que "era necesario" hacer fiesta por el regreso del pródigo, no simplemente para cumplir con una tradición, tampoco porque fuera algo forzado, impuesto ni obligatorio, sino que ante el júbilo que había en su corazón, la única consecuencia natural era celebrar. Sin recriminarlo, el padre lo vincula a su hermano menor de quien el mayor pretendía desconectarse cuando le llamó "tu hijo", pero el padre le dice "éste tu hermano", es decir, aunque tú no lo consideres así, ese es tu hermano porque tú también eres mi hijo. Los coloca en un plano de igualdad delante de El, así como Dios nos dice que El "no hace acepción de personas".

A diferencia del hijo menor pródigo que termina con un corazón arrepentido, la historia del hijo mayor (también pródigo) no nos muestra que haya reconocido la magnitud de su pecado delante del padre: su egoísmo, su orgullo, su ingratitud, su hipocresía, su juicio contra su hermano, su falta de perdón y de misericordia. Qué pena que ante tanta bondad, gracia y misericordia en cada una de las palabras del padre -sin reproche, sin recriminación- el corazón del pródigo mayor no se ablandó, permaneció en su ceguera y dureza espiritual.

Aplicación para mi vida:

Si no eres cristiana o no estás segura de serlo, dirígete a la Sección del blog (www.lahijaprodiga.blogspot.com) titulada "Diferencias entre ser una criatura de Dios y una hija de Dios".

Para meditar:

Lucas 17:10 "Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: "Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, eso hicimos"

1.Haz una lista de las actitudes malsanas que pudieras eliminar si adoptas la mentalidad de "sierva inútil, que hace lo que tiene que hacer, es decir, que cumple con su papel, con su responsabilidad". De seguro que en esa lista se encontrarán la ingratitud, la queja, el orgullo, la jactancia, la vanagloria, la comparación con los demás y la búsqueda de reconocimiento.

2. Por otro lado haz una lista de las actitudes sanas que pudieras obtener al adoptar esa mentalidad. Asegúrate de que incluya la humildad, el gozo, el sentido de responsabilidad individual, de gratitud al poder ser partícipe de una obra incomparable: La construcción del Reino de los Cielos.

3. Si el trabajo para el Señor, es decir, "lo que debes hacer" según el llamado que El tiene para tu vida (así sea en tu hogar, como esposa, como madre, en un lugar de trabajo, en el ministerio) te resulta una carga pesada, revisa tu relación con el Señor porque Jesús nos promete que si venimos a El, cargadas y atribuladas, El nos hará descansar, pues su yugo es fácil y ligera su carga (Mateo 11:9:30).

4. Recuerda que "cercano está el Señor, a todos los que le invocan de veras" (Salmo 145:18) si lo sientes lejano, creo que es la única ocasión en que pudieramos decir SE TRATA DE TI y NO DE EL, pues El se deja encontrar de aquellos que le buscan de verdad. Revisa las intenciones de tu corazón en tu caminar y servicio a El: hay orgullo, falta de amor, de perdón y de misericordia que te impiden experimentar Su Presencia? No te quedes como el hijo pródigo mayor que estando frente al padre no confesó su pecado, que habiendo estado todo el tiempo en la casa de su padre, no disfrutó su presencia; más bien adopta la actitud de arrepentimiento del hijo pródigo menor y vuelve a la Casa de Tu Padre porque mejor es un día en Su casa, que mil fuera de ella como dice el Salmo 84:10.

Al finalizar este estudio, le pido al Señor que te dé hambre de Su Presencia, que descubras la frescura de los atrios de Jehová, que entiendas que sólo en Su Presencia "hay plenitud de gozo, delicias a Su Diestra para siempre" (Salmo 16:11) y que es allí donde "El te mostrará la senda de la vida" el verdadero sentido, valor, propósito de la vida no lo encontrarás en ningún otro lado. Su Presencia, Su Persona, Su Amor es Mas que Suficiente.

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