Jesús al representar a Dios en este padre, nos deja ver cómo repartió bienes aún a aquel que no le pidió nada, revelándonos que en Su Justicia no hace acepción de personas; es decir, ya que la herencia se iba a repartir, la entregó a ambos; enseñándonos que ante una petición injusta e infiel, El ejercita Su Benignidad y Su Misericordia según nos revela Lucas 6:35-36.
Pero también es parte de Su Fidelidad, pues, aunque nosotros seamos infieles, El permanece fiel pues no puede negarse a Sí mismo. Y esta fidelidad es a Su Carácter, a Su Palabra ya que Santiago 1:17 declara que “toda buena dádiva y todo don perfecto proviene… del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación”.
El padre de la parábola se despojó de sus bienes sin que sus hijos tuvieran derecho a recibirlos en vida del padre; igualmente hizo Jesús quien no se aferró a ser igual a Dios sino que “se despojó de Sí mismo…haciéndose obediente hasta la muerte de cruz” (Filipenses 2:1-11) y este fue un acto Soberano, de Su Bondad, de Su Misericordia y de Su Fidelidad para con nosotros; que Dios tenga misericordia de nuestras vidas y no desperdiciemos esta “buena dádiva… del Padre de las luces…”
Aplicación para mi vida
Previamente:
Si no eres cristiana o no estás segura de serlo, puedes dirigirte a "Diferencia entre ser criatura de Dios e hija de Dios."
Para meditar:
“…Porque El es benigno para con los ingratos y malos. Sed pues misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso” Lucas 6:35-36
a) Alguna vez te has incluido entre los ingratos y malos de este versículo? Si tienes dudas lee Mateo 19:17 donde Jesús dice que “ninguno hay bueno sino uno: Dios”
b) Cómo crees que luce una vida que trata de salirse con la suya frente a una vida que quiere “apoyarse en el Señor con todo su corazón”?
c) Medita en el versículo de hoy de Lucas 6:35 y 36 y pídele a Dios que te muestre como Su Misericordia se ha manifestado a tu vida? Agradécele por cada “buena dádiva” que has recibido, recordando que no la merecías.
d) Si entiendes que te estás apoyando en tu propia prudencia, pídele perdón; haz una oración pidiéndole que “haga derechas tus veredas”, y que “te enseñe el camino por donde debes andar” para que no sea necesario que El te ponga “freno” como a los mulos según leemos en los versículos 8 y 9 del Salmo 32.
Pero también es parte de Su Fidelidad, pues, aunque nosotros seamos infieles, El permanece fiel pues no puede negarse a Sí mismo. Y esta fidelidad es a Su Carácter, a Su Palabra ya que Santiago 1:17 declara que “toda buena dádiva y todo don perfecto proviene… del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación”.
El padre de la parábola se despojó de sus bienes sin que sus hijos tuvieran derecho a recibirlos en vida del padre; igualmente hizo Jesús quien no se aferró a ser igual a Dios sino que “se despojó de Sí mismo…haciéndose obediente hasta la muerte de cruz” (Filipenses 2:1-11) y este fue un acto Soberano, de Su Bondad, de Su Misericordia y de Su Fidelidad para con nosotros; que Dios tenga misericordia de nuestras vidas y no desperdiciemos esta “buena dádiva… del Padre de las luces…”
Aplicación para mi vida
Previamente:
Si no eres cristiana o no estás segura de serlo, puedes dirigirte a "Diferencia entre ser criatura de Dios e hija de Dios."
Para meditar:
“…Porque El es benigno para con los ingratos y malos. Sed pues misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso” Lucas 6:35-36
a) Alguna vez te has incluido entre los ingratos y malos de este versículo? Si tienes dudas lee Mateo 19:17 donde Jesús dice que “ninguno hay bueno sino uno: Dios”
b) Cómo crees que luce una vida que trata de salirse con la suya frente a una vida que quiere “apoyarse en el Señor con todo su corazón”?
c) Medita en el versículo de hoy de Lucas 6:35 y 36 y pídele a Dios que te muestre como Su Misericordia se ha manifestado a tu vida? Agradécele por cada “buena dádiva” que has recibido, recordando que no la merecías.
d) Si entiendes que te estás apoyando en tu propia prudencia, pídele perdón; haz una oración pidiéndole que “haga derechas tus veredas”, y que “te enseñe el camino por donde debes andar” para que no sea necesario que El te ponga “freno” como a los mulos según leemos en los versículos 8 y 9 del Salmo 32.
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